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Lavado Otico y Ocular

LAVADO OTICO Y OCULAR
LAVADO OTICO
La irrigación del conducto auditivo externo es el procedimiento otorrinolaringológico más frecuente que se realiza en atención primaria. Sus indicaciones son el lavado del cerumen y la extracción de cuerpos extraños inertes o animales, es decir, de tipo no hidrofílico.
El cerumen es una secreción natural que protege el oído y sólo debe limpiarse cuando da síntomas o si es necesaria la visión completa del tímpano con finalidades diagnósticas. La producción de cerumen varía mucho debido a diferencias interpersonales, interétnicas, estacionales y según la edad del individuo. Su acumulación viene favorecida por deformidades anatómicas (conductos estrechos y angulados), el exceso de pelos en el oído o el uso de bastones de algodón, audífonos o protectores auditivos. El tapón de cerumen es una de las causas más frecuentes de consulta por hipoacusia y su incidencia llega hasta el 5% de adultos sanos.
La extracción del cerumen puede realizarse mediante gotas cerumen olí ticas, irrigación del conducto con o sin gotas previas, por extracción manual con una cureta o mediante aspiración. Se deben evitar los conos o velas de oído, que se han demostrado ineficaces y peligrosos. Los cerumenolíticos sin lavado sólo consiguen eliminar la cera del oído en un 20% de los casos, mientras que si se asocian a la irrigación, la efectividad llega al 70%. Los estudios sobre el tratamiento del cerumen impactado y los cerumenolíticos son heterogéneos, de calidad deficiente, basados en productos distintos a los disponibles en nuestro país y sus resultados tienen escasa significación (grado de recomendación B), pero parece que la eficacia es similar para todo tipo de gotas (suero, aceite, agua oxigenada, fórmulas magistrales y gotas comerciales). Además, no parece haber diferencias entre aplicar las gotas unos días o media hora antes del lavado.
Por otro lado, no hay ensayos controlados que comparen los diversos instrumentos de irrigación del oído. La irrigación se puede realizar con la clásica jeringa metálica de oído, con irrigadores orales o incluso con una jeringa de 20 ml, colocando en su punta un catéter plástico de aguja intravenosa del calibre 18 G.

Contraindicaciones para el lavado del oído:
• Dolor o perforación en irrigación previa o con la entrada de agua en el oído
• Perforación u otorrea en los últimos 12 meses
• Otitis media en las últimas 3 semanas
• Cirugía del oído (excepto drenajes extruidos con tímpano
íntegro confirmado)
• Fisura palatina (intervenida o no) 
• Otitis externa activa
• Paciente confuso o agitado
• Miedo a la manipulación del oído

Habitualmente el lavado puede realizarse con normalidad a partir de los 5-6 años. Es un procedimiento fácilmente disponible en la mayoría de las consultas de atención primaria, sencillo y que requiere un entrenamiento mínimo. Sin embargo, en ocasiones puede ser difícil por las características del paciente o del cerumen y prolonga el tiempo de la visita. También se debe tener en cuenta que, aunque pequeño, existe el riesgo de lesionar el oído.
Antes de iniciar un lavado es importante asegurar la disponibilidad del paciente para la limpieza del oído, sobre todo en niños o pacientes con alteraciones neuropsiquiátricas y descartar sus contraindicaciones.
     
MATERIAL
Para realizar un lavado de oído se utiliza una jeringa metálica, normalmente de 150 ml, una batea de forma arriñonada que se ajusta a la pared lateral de la región infrauricular, una cureta para extraer restos de la parte más exterior del conducto y material para el secado.

TÉCNICA
Se debe explicar el proceso al paciente e indicarle que se siente cómodamente. Se le pone una toalla sobre el hombro, se le da un pañuelo para secarse y se le pide que no se mueva. El procedimiento puede ser molesto pero no produce dolor, y si aparece cualquier sintomatología anómala debe detenerse el lavado de inmediato.
La jeringa debe estar bien lubricada y cerrada, se carga con agua templada a la temperatura corporal para evitar el estímulo térmico del oído y se purga de aire en posición vertical para evitar la presencia de burbujas que producen ruido y reducen la presión del flujo de agua. Se coloca una batea ajustada bajo el oído para recoger el lavado y se tracciona el pabellón auricular para alinear las curvaturas del conducto auditivo y facilitar la entrada del agua y la salida de la cera (arriba y atrás en adultos, y abajo y atrás en niños pequeños).
Se introduce cuidadosamente la cánula de la jeringa dirigida hacia el cuadrante posterosuperior del conducto y se inicia la irrigación manteniendo una presión constante pero no excesiva. Es fundamental controlar la posición de la cánula y evitar su desplazamiento mientras se ejerce presión para no lesionar el conducto. Se va observando el producto del lavado en la batea hasta que sale limpio. Si el procedimiento no es efectivo puede repetirse, pero se recomienda no exceder tres irrigaciones seguidas (unos 500 ml).
Tras el lavado se indica al paciente que se seque el oído y se realiza una otoscopia para comprobar la limpieza del oído. Puede ser útil usar una cureta blanda para limpiar restos de cerumen de la entrada del conducto. Ante cualquier lesión del conducto o del tímpano que se observe o si el paciente ha
experimentado dolor intenso o sensación de flujo de agua en la garganta, se recomienda que se prescriban gotas óticas antibióticas y se remita el paciente al otorrinolaringólogo.
La jeringa se debe desmontar y limpiar periódicamente y se aconseja lubricar el pistón con glicerina, vaselina o aceite.
Existen unos irrigadores automáticos para la limpieza de los oídos, cada vez con mayor difusión. Su ventaja consiste en la propulsión del agua a una temperatura exacta y con una presión constante, a pesar de los inconvenientes del precio y la necesidad de eventuales reparaciones. Su uso no difiere técnicamente del lavado con jeringa.
      
COMPLICACIONES
En muchas ocasiones aparece tos durante un lavado de oído debido a la participación del nervio vago en la inervación, tanto de la pared posterior del conducto auditivo como de la laringe. Si el paciente presenta dolor durante la irrigación, suele deberse a sensibilidad o temor ante el procedimiento, pero ante su aparición debe suspenderse el lavado y descartar la lesión del conducto auditivo, que puede producirse por una técnica defectuosa o el movimiento del paciente. También es frecuente la aparición de una sensación de mareo o vértigo durante el lavado producida por el estímulo térmico del agua sobre el oído interno, pero que se suele autolimitar en unos minutos. Son menos frecuentes la otitis externa secundaria a la manipulación del oído, la perforación timpánica por la presión del agua y la otitis media ante una perforación preexistente inadvertida. Por último, son excepcionales la luxación osicular o incluso el síncope por estímulo vagal. Asimismo, la extracción de cerumen se ha relacionado con la aparición de acúfenos crónicos.

LAVADO OCULAR
La atención de pacientes con traumatismos oculares requiere de un examen oftalmológico básico para reconocer la lesión que presenta el paciente, su gravedad y finalmente decidir las medidas de manejo inicial en cada una de ellas. Las lesiones oculares traumáticas se caracterizan por su heterogeneidad. A pesar de esto es posible establecer una lista de patologías prioritarias que se producen con los traumatismos oculares.
Las decisiones iniciales de manejo son especialmente importantes para su curación y pueden determinar la necesidad de referencia para tratamiento por el Especialista.
Situaciones en las que está Indicado realizar lavado o irrigación ocular :
*Los cuerpos extraños
*Sustancias cáusticas o corrosivas

INDICACIONES
Eliminar secreciones del saco conjuntival, retirar algún cuerpo extraño del ojo, eliminar una sustancia química irritante.

PREPARACIÓN DEL PACIENTE
Previa verificación del cumplimiento de los requisitos mínimos para llevar a cabo el procedimiento.
La auxiliar de enfermería realiza el registro del pasiente en el sistema y en el RIPS (registro individual de prestación de servicios), con los datos de este y el nombre del profesional que realiza el procedimiento.
La auxiliar de Enfermería prepara los equipos y el material necesario para realizar el procedimiento.
El Médico verificará que no existan elementos o circunstancias que contraindiquen el procedimiento.
Se recomendará con antelación al paciente la instilación de gotas de anestésico tópico local con el fin de evitar parpadeo del paciente o molestias durante el procedimiento.
 
CONTRAINDICACIONES
Sospecha de perforación ocular.
Perdida de la visión en el ojo afectado.
Caída de un material cáustico o acido en el ojo y cuya irrigación sea perjudicial, debido a que actué como catalizador y empeore los daños provocados por la sustancia irritante.
Presencia de Cuerpos Extraños, que sean de difícil extracción por personal no especializado.

MATERIALES
Jeringa hipodérmica. Aguja hipodérmica. Toalla.
Gasas estériles. Guantes
Lámpara
Agua destilada o solución salina estéril.
 
PROCEDIMIENTO
1. Comprobar la prescripción médica acerca del tipo de irrigación a aplicar al paciente (cantidad, temperatura, etc.). La irrigación se suele realizar con solución salina estéril.
2. Informar al paciente, disponer de luz que ilumine la zona de trabajo sin que
brille directamente en el ojo del paciente.
3. Realizar un lavado concienzudo de manos antes de realizar el procedimiento.
4. Uso de guantes de manejo
5. El paciente puede situarse en decúbito dorsal con la cabeza
ladeada hacia el lado afectado, colocar una riñonera en ese mismo lado.
6. Lavar los párpados y las pestañas. Mirando el paciente hacia arriba, invertir el
saco conjuntival inferior sin ejercer nunca presión sobre el globo ocular.
7. Irrigar permitiendo que el líquido de irrigación fluya del canto interno al externo
del ojo a lo largo del saco conjuntival.
8. Usar sólo la fuerza suficiente para el lavado, no tocar el párpado, pestañas o
globo ocular con el instrumento de irrigación.
9. Solicitar al paciente que cierre los ojos varias veces.
10. Secar la cara al paciente, y es competente para tomar la decisión.
11. Lavado de manos
12. Registrar el procedimiento realizado, especificando la cantidad de solución
salina y alguna eventualidad.
 
COMPLICACIONES
El procedimiento de lavado es un procedimiento sencillo que no presenta ninguna complicación inherente. Por lo que su práctica puede ser realizada por una auxiliar de enfermería con el visto bueno de un médico que haya evaluado previamente al paciente.

BIBLIOGRAFÍA
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*Hand C, Harvey I. The effectiveness of topical preparations for the treat-
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